
Fans de la piel sensible
En los últimos años, el papel de la mujer ha cambiado. La mujer del siglo XXI juega un rol complicado ya que se le pide actitudes de liderazgo, agresividad, profesionalidad y fortaleza, casi renunciando a la parte femenina que sin embargo es absolutamente indivisible. Es por ello que reconocer y potenciar nuestra sensibilidad no nos debe asustar, no se asocia con debilidad ni con inestabilidad emocional, sino con la capacidad de sentirnos a nosotras mismas, con lo que sienten los que nos rodean y nos hacen crecer como mujeres a nivel personal, social, familiar y laboral.
Muchas personas tienen la piel sensible. Esto significa que su piel responde de forma hiperreactiva ante leves estímulos ambientales o a causa de la aplicación tópica (externa) de algunos preparados. A simple vista, los signos pueden ser tan tenues como un ligero enrojecimiento de la piel.
No es lo mismo una piel sensible que una piel alérgica, ya que en esta última podemos identificar el agente que la provoca mediante la realización de pruebas en la piel.
Sin embargo, los factores que intervienen en el desarrollo de la piel sensible pueden ser extrínsecos ambientales (frío, calor, viento...), actividad cotidiana (afeitado, alimentación…), o uso inadecuado de productos cosméticos. También pueden ser intrínsecos (propios de cada persona, como por ejemplo características cutáneas y condicionamiento genético del paciente).
En AUSONIA, nos gusta cuidar de las pieles sensibles.
Sensibilidad emocional
¿Cómo son las mujeres emocionalmente más sensibles?
Las mujeres con niveles altos de sensibilidad procesan el mundo que les rodea de forma más profunda, como si su piel fuera más fina y les permitiera percibir mejor las emociones y sentimientos que están en su entorno. Además son más reflexivas y analíticas con ellas mismas, así como con sus sentimientos y necesidades.
En sus relaciones con el entorno tienen una gran capacidad empática, captan fácilmente las necesidades y la comunicación no verbal de su entorno social y familiar y se comunican con más facilidad con aquellos que tienen dificultades o limitaciones. La sensibilidad puede generar una cierta dependencia al exterior por lo que fácilmente pueden sentirse heridas por opiniones o actitudes en desacuerdo con las suyas. Por ello es importante no personalizar y contextualizar estas situaciones.
Las mujeres emocionalmente más sensibles tienen además una vida interna intensa, son personas espirituales y reflexivas, que procesan en profundidad. Generalmente son detallistas, perfeccionistas y altamente creativas. Sienten las emociones, positivas y negativas, de forma intensa y reaccionan intensamente ante éstas. A nivel físico son más sensibles a los estimulantes (alcohol, cafeína, tabaco, medicamentos) y a la temperatura ya que perciben de forma más viva e intensa todos los sentidos: olores, tacto, estímulos auditivos y visuales.